La policía de Nueva Zelanda disparó y mató a un hombre que hirió con un cuchillo a seis personas en un supermercado en el suburbio de Nueva Lynn, en Auckland. En palabras de la primera ministra, Jacinda Ardern, lo sucedido este viernes se trata de un «ataque terrorista de un extremista violento». El hombre fue abatido a tiros por la policía.
Las informaciones que han transcendido dicen que el atacante es un ciudadano de Sri Lanka que llegó a Nueva Zelanda en 2011. Los agentes de seguridad nacional neozelandeses lo tendrían fichado desde hace cinco años. Pudieron intervenir rápido porque lo estaban siguiendo cuando entró en el supermercado. Según los medios locales, el atacante tomó un cuchillo grande de una vitrina y se lanzó contra los clientes que se encontraban en el establecimiento..
Era alguien que era conocido por nuestras agencias de seguridad nacional y era motivo de preocupación. Estaba siendo monitoreado constantemente. Son muy pocos los que entran en esta categoría», explicó Ardern, que describió al atacante como un «lobo solitario» seguidor del ISIS. La líder del país del Pacífico prometió al público toda la información del caso lo antes posible.
«Lo que pasó hoy fue llevado a cabo por un individuo, no una fe, no una cultura, no una etnia, sino una persona individual que se apoderó de una ideología que no es apoyada aquí por nadie ni por ninguna comunidad», sentenció Ardern.
Un vídeo publicado en las redes sociales mostraba a los compradores en el supermercado segundos después del ataque, que no duró más de un minuto hasta que llegó la policía y disparó al hombre. Los testigos que salieron corriendo del supermercado dicen que escucharon seis disparos.
«Hay alguien aquí con un cuchillo… tiene un cuchillo», se oye decir en el vídeo a una mujer. «Alguien fue apuñalado», grita otra persona. De los seis heridos, tres fueron trasladados al hospital en estado crítico y uno en estado grave, anunció el servicio de ambulancias de St John en un comunicado.
Tras el ataque, los medios del país han cuestionado cómo es posible que un extremista islamista conocido y seguido de cerca por la policía, haya sido capaz de llegar a perpetrar un ataque.
«La realidad es que cuando se está vigilando a alguien las 24 horas del día, los siete días de la semana, no es posible estar inmediatamente a su lado en todo momento. El personal intervino lo más rápido que pudo y evitaron más lesiones en lo que fue una terrible situación», justificó el jefe de policía Andrew Coster, que añadió que el atacante era muy consciente de que lo estaban vigilando y que los equipos debían mantener la distancia para ser efectivo.