Ciberdelincuentes aprovechan la mínima información que ofrecen las url condensadas para disfrazar archivos contenedores de ‘malware’ y programas maliciosos y ejecutar ataques de ingeniería social, que pueden resultar en técnicas como ‘phishing’ y ‘smishing’.
Una URL acortada es una dirección web que muestra menos caracteres que la dirección original, pero que lleva al usuario a la misma página. Generalmente, se muestra como una combinación de números y letras, lo que impide que los usuarios sepan con seguridad el contenido al que van a acceder.
Esto, junto con su fácil creación mediante herramientas como Ow.ly, Buffer o TinyURL, facilita la tarea a ciberdelincuentes, que disfrazan ‘malware’ con este tipo de enlaces y lo distribuyen a través de redes sociales y otras plataformas.