Tratamiento de la insuficiencia renal crónica: la diálisis peritoneal como opción flexible y efectiva

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La enfermedad renal crónica (ERC) es una afección progresiva en la que los riñones pierden parte o toda su capacidad para eliminar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo.

Esta afecta aproximadamente al 10 % de la población mundial y se ha convertido en una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo y su tasa de muertes aumenta cada año.

Franchesca Gómez Rodríguez, médico internista y nefróloga de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina suele mostrar síntomas en sus etapas tempranas, cuando avanza puede llegar a ser letal si no se trata adecuadamente, evolucionando hasta una enfermedad renal terminal, en la cual se requiere un tratamiento de reemplazo renal como la diálisis o el trasplante de riñón para garantizar la vida y el bienestar del paciente.

Causas
Las causas más comunes de la enfermedad renal crónica son la diabetes y la hipertensión arterial. Ambas condiciones deterioran los pequeños vasos sanguíneos de los riñones, reduciendo su capacidad para filtrar eficazmente las toxinas y el exceso de los líquidos.

Cuando la función renal se ve reducida a un 10-15 % de su capacidad normal, los pacientes presentan síntomas urémicos y requieren intervenciones inmediatas para sustituir la función renal, siendo la diálisis la opción de tratamiento más común en todo el mundo.

Tratamiento sustitutivo
La especialista, expresa que existen dos tipos principales de diálisis: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal. Ambas tienen como objetivo eliminar los desechos y el líquido acumulado que los riñones ya no pueden procesar, pero difieren en su enfoque y en cómo se administran.

El trasplante de riñón es otra alternativa para algunos pacientes, pero en muchos casos no es factible debido a la falta de donantes o por condiciones de salud específicas del paciente.

La elección del tipo de diálisis más adecuado depende de varios factores, incluidos el estado general de salud del paciente, sus capacidades físicas y sus preferencias personales.

La diálisis peritoneal (DP), a diferencia de la hemodiálisis, que requiere asistencia médica regular en un centro especializado, se puede realizar en el hogar, lo que proporciona una mayor flexibilidad y control al paciente.
Este tipo de diálisis utiliza el peritoneo, una membrana que recubre las paredes internas del abdomen, como filtro para eliminar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre.

¿Cómo funciona?
La doctora describe que la DP implica la inserción de un catéter en la cavidad abdominal del paciente. A través de este catéter, se introduce una solución limpiadora que contiene un tipo de azúcar llamado dextrosa, que ayuda a extraer los productos de desecho y el exceso de líquido de los vasos sanguíneos que rodean el peritoneo.

Luego, tras un tiempo de permanencia en el abdomen, esta solución, ahora contaminada con los desechos extraídos, se drena y se elimina del cuerpo.

Este proceso de llenado y drenado del abdomen se denomina “intercambio” y el tiempo que la solución permanece dentro del cuerpo se conoce como “tiempo de permanencia”.

El número de intercambios diarios y la duración de los tiempos de permanencia varían según el tipo de diálisis peritoneal que se utilice y las necesidades específicas del paciente.

Gómez Rodríguez precisa que existen dos tipos principales de diálisis peritoneal: la Diálisis Peritoneal Ambulatoria Continua (CAPD), el cual es un método que no requiere el uso de ninguna máquina y se realiza de manera manual.

Aquí, el paciente llena su abdomen con la solución limpiadora y continúa con sus actividades diarias mientras la solución permanece en el abdomen durante unas 4 a 6 horas.

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