Por Freddy Roa,
Solía decir mi abuela Titina: quien no sabe para donde va, no llegará a ningún sitio.
Aunque esa reflexión parece extraída del Subrealismo Borgiano, ilustra el comportamiento político del Partido Reformista Social Cristiano en las últimas tres elecciones generales, 2012, 2016, y 2020.
En las elecciones generales celebradas en mayo de 2012, mientras se diseñaba un proyecto presidencial presidido por Carlos Morales Troncoso, un influyente sector intrapartidario negociaba tras bastidores una alianza electoral con el Partido de la Liberación Dominicana, y su candidato presidencial Danilo Medina Sánchez. Finalmente se consumó ese pacto y resultó victoriso.
Para los comicios generales de mayo 2016, volvimos a ilusionar al electorado reformista, con una proclama pública de que íbamos a concurrir a las elecciones con un candidato presidencial propio, y elegimos a Federico Antún Battle, y meses después estábamos negociando una alianza electoral con el mejor postor, que terminó siendo el recién formado Partido Revolucionario Moderno y su candidato presidencial Luis Abinader Corona. Esa alianza terminó derrotada.
Para las presidenciales de 2020, cuando lo lógico era volver a concertar un » Pacto electoral» con el PRM,
los mismos actores políticos volvieron a demostrar su precaria visión estratégica y su incompetencia como negociadores y sorprendieron al Reformismo con la concertación de una alianza electoral con la recién formada Fuerza del Pueblo, la más nefasta negociación política en la historia del PRSC. Terminamos perdiendo la condición de partido mayoritario.
Pero el fatalismo del PRSC es de tal magnitud, que para el certamen electoral pautado para mayo de 2024, los mismos personajes que han llevado el partido al borde del colapso, se resisten al cambio dirigencial y pretenden tener la oportunidad de darle el tiro de gracia. ¡ que destino!
Que Dios bendiga y proteja a la República Dominicana.