Cada año, en el mundo mueren más personas por enfermedades cardiovasculares que por cualquier otra causa.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más de tres cuartas partes de las muertes relacionadas con cardiopatías y accidentes cerebrovasculares (ACV) ocurren en países de ingresos medianos y bajos.
«No hay magia o una sola rutina que prevenga las enfermedades cardíacas y sus complicaciones más graves, como el infarto y el accidente cerebrovascular. Hasta la fecha, se sabe que son las pequeñas elecciones constantes que tomamos en todas las áreas de nuestra vida las que se suman de manera significativa», aseguró Stephen Kopecky, cardiólogo de Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
A través de un conversatorio virtual con periodistas de Latinoamérica, Kopecky enfatizó en la importancia de que cada individuo conozca su historia familiar, así como el manejo de sus indicadores (talla, peso, presión cardíaca, niveles de colesterol y azúcar) para crear un estilo de vida favorable al corazón.
«Si usted tiene mala genética eso puede aumentar el riesgo, pero tal vez lo haga entre un 40 y un 50 % al presentar un infarto o un accidente cerebrovascular, pero si tiene un mal estilo de vida, si no hace ejercicio, si come en exceso alimentos ultraprocesados y mucho sodio, entonces el riesgo sube a 400 %, se multiplica por 10″, detalló el especialista.
Kopecky indicó que además de la falta de ejercicio y la ingesta de alimentos equivocados, fumar, consumir alcohol, estar bajo estrés y dormir mal son malos hábitos que ponen en peligro la salud cardiovascular.
De acuerdo con el cardiólogo, en los hombres, el riesgo de sufrir una cardiopatía empieza a subir a partir de los 40 años. En el caso de las mujeres, suele aumentar al llegar a los 60.