Desde que Carlos III asumió el trono del Reino Unido, las tensiones dentro de la familia real parecen haberse recrudecido, especialmente entre la reina Camila y Kate Middleton, la princesa de Gales. Lejos de ser solo una disputa de egos y protagonismo, la relación entre ambas refleja no solo rivalidades personales, sino también conflictos más profundos sobre el control del futuro de la monarquía.
Camila, ahora reina consorte, busca posicionarse como la figura central junto al rey Carlos en medio de su delicado estado de salud. Según fuentes cercanas a la Casa Real, la soberana ha expresado malestar por algunas decisiones que Kate tomó sin consultarla, lo que avivó la rivalidad entre ambas.
En uno de los episodios más comentados, Camila reprochó a la princesa haber viajado en secreto a Estados Unidos para recibir tratamiento oncológico sin informar ni a ella ni al monarca. Este viaje, desmentido por el Palacio, habría incluido un encuentro privado entre Kate y Harry, el duque de Sussex.
La reunión secreta entre Kate y Harry habría tenido lugar en Houston, donde él acudió en busca de una reconciliación en un momento especialmente tenso para la familia. Harry, que mantiene una relación distante con su padre, se niega a reunirse con él mientras Camila esté presente, lo que ha complicado aún más los intentos de acercamiento. Este gesto de Kate de apoyar un posible acercamiento no cayó bien en la reina, que vio en la reunión una traición a la autoridad del rey y a sus propios esfuerzos por mantener las riendas de la familia.
Durante los primeros años del noviazgo entre Kate y William, las amistades aristocráticas de Camila miraban con desdén los orígenes de clase media de la futura princesa. ¿El motivo? La consideraban “poco digna”.
Esos años de noviazgo estuvieron marcados por rumores de infidelidad, rupturas, y hasta apodos ofensivos a la entonces novia del príncipe británico. En 2007 la pareja sufrió una ruptura. Tiempo después, el escritor Christopher Anderson, autor de un libro sobre la pareja, aseguró que detrás de aquel adiós estaba “la mano” de Camila. Pese a las idas y venidas, Kate y William retomaron la relación, que persiste hasta el día de hoy.
A pesar de los años transcurridos y del rol consolidado de Kate como una de las figuras más queridas por el pueblo británico, la animosidad persiste. Los celos de Camila no son un secreto en los círculos reales, especialmente ahora que Kate acapara titulares por su vuelta a la escena pública tras superar el cáncer.
Kate eligió el pueblo de Southport para su regreso oficial, acompañada por William. La visita, enfocada en apoyar a familias que habían perdido a sus hijos en un ataque trágico, fue muy significativa tanto para la princesa como para la comunidad británica. Sin embargo, Camila habría visto este evento como una distracción inoportuna que opacó los preparativos del viaje oficial del rey Carlos a Samoa y Australia.
El carácter fuerte de ambas mujeres quedó en evidencia en una reciente conversación telefónica que trascendió a la prensa local. Camila cuestionó la decisión de Kate de retomar sus actividades sin consultarla, a lo que la princesa de Gales respondió con frialdad que lo último que le interesaba era recibir órdenes de ella en ese momento. La tensión entre ambas es un reflejo del deterioro general de las relaciones familiares dentro de la monarquía.
Otro punto crítico es la influencia que Camila ejerce sobre el acceso de Harry al rey. La reina ha bloqueado repetidamente los intentos del duque de Sussex por encontrarse a solas con su padre, lo que ha profundizado el distanciamiento entre ellos. Harry, quien aún carga con el resentimiento por el papel que Camila jugó en el divorcio de sus padres, la percibe como un obstáculo para cualquier reconciliación familiar.