Estados Unidos, el Reino Unido y Australia han cerrado un acuerdo para compartir conocimiento y tecnología avanzada en áreas estratégicas, como mantenimiento de armas nucleares, inteligencia artificial, ciberseguridad, sistemas submarinos y armamento de larga distancia. El plan, por el que EE.UU. y el Reino Unido harán partícipe a Australia de muchos de sus avances en estos ámbitos, tiene la intención indisimulada de contener la expansión militar y estratégica de China en la región Asia-Pacífico.
La creación del grupo, que será conocido como Auukus -la suma de las siglas en inglés de los tres países-, estaba previsto que fuera presentada ayer por el presidente de EE.UU., Joe Biden, en un discurso desde la Casa Blanca.
Biden ha dejado claro desde su llegada al poder el pasado enero que el gran desafío para su país es China, una potencia que amenaza con disputar el predominio de EE.UU. en el último siglo como principal potencia mundial.
Buena parte de su política exterior está centrada en el gigante asiático. El reciente regreso de las tropas estadounidenses de Afganistán es el mejor ejemplo de ello. Como candidato, Biden prometió que ejecutaría la salida para acabar con una sangría de vidas estadounidenses y de gasto militar que se alargaba dos décadas. Cuando la evacuación acabó en un desastre de caos, pérdidas de vidas de militares y abandono de antiguos aliados, Biden siempre defendió que no tenía otra opción y que es necesario enfocar a EE.UU. en los desafíos que marcarán su presencia en el mundo en el siglo XXI.
Eso es, ante todo, China, que expande su influencia política y económica en regiones amplias del mundo, desde África a América del Sur y que ha emprendido una política militar agresiva y expansionista en zonas del Pacífico como el Mar del Sur de China, donde se disputa aguas territoriales con otros países de la región y donde ha construido islas artificiales para afianzar esas pretensiones.
Según avanzaban ayer varios medios estadounidenses antes del discurso de Biden, el acuerdo de Auukus incluye compartir conocimiento sobre el mantenimiento de infraestructuras de defensa nuclear.
Equilibrio de fuerzas
De forma específica, el acuerdo podría servir para dotar a Australia de submarinos de propulsión nuclear, un arma clave en el equilibrio de fuerzas en la región. El Gobierno de Canberra tiene un acuerdo con Francia para la compra de doce submarinos por 90.000 millones de dólares. El proyecto está minado por retrasos y aumento de costos y el pasado junio el primer ministro australiano, Scott Morrison, compartió la preocupación por la marcha de la venta con su homólogo francés, el presidente Emmanuel Macron.
Ese acuerdo podría ser sustituido por la compra de tecnología nuclear estadounidense, que también podría incluir el uso de submarinos estadounidenses desde la base de la armada australiana en Perth. Un artículo del Instituto Naval Australiano defendía que el plan de compra de submarinos franceses para 2030 «no es suficientemente bueno» y que un acuerdo en este ámbito con EE.UU. sería «la peor pesadilla para China» y algo que podría «trastocar los equilibrios militares en Asia». El Reino Unido y EE.UU. han cooperado desde hace mucho tiempo en armamento nuclear submarino, e incluir a Australia es un paso decisivo para apuntalar un frente común contra China.