Estornudos, congestión nasal o picor de oídos. A muchos les sonarán estos molestos síntomas, provocados por los ácaros del polvo. Se trata de unas partículas diminutas que se observan al trasluz flotando en el aire y que constituyen un ecosistema. Las podemos ver en casa, en la oficina, en una tienda o en cualquier establecimiento.
Los ácaros, una subclase de arácnidos, pertenecen también a este curioso ecosistema. Se alimentan de polvo y desprenden partículas que flotan, indican desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Estas partículas flotantes se integran a su vez en el ambiente y forman parte del propio polvo.
Y, ¿por qué se utilizan ambos términos? El motivo es que los ácaros son la principal fuente de alérgeno del polvo de casa y por eso cuando hablamos de alergia al polvo, en realidad estamos hablando de la alergia a los ácaros.
El problema viene cuando el componente orgánico del polvo, cuando es inhalado y llega a las vías aéreas, puede actuar como un alérgeno produciendo sensibilidad a aquellas personas que no pueden soportarlos.
Condiciones ideales para los ácaros
Los ácaros necesitan unas condiciones de humedad del 70 % y una temperatura alrededor de los 21 grados. Según la SEICAP, las zonas costeras y las islas son las que encajan a la perfección. En las zonas de meseta, disminuyen. Y, en montaña, prácticamente llegan a desaparecer.
Su presencia también varía, dependiendo de los meses y estaciones del año. En primavera y en otoño, es cuando se dan las condiciones ideales de temperatura y humedad. Es decir, cuando más proliferan los ácaros. La situación es más compleja aún durante los meses de otoño, porque es una época en la que hay más hongos, y además coincide con la vuelta de los niños al colegio y hay más infecciones por virus.
Consejos para reducir el polvo
Para huir de esta molestia alergia, desde la SEICAP dan algunos consejos que nos pueden ser útiles.
- Se deben evitar al máximo objetos que acumulen polvo y que resulten difíciles de limpiar: libros, peluches, alfombras…
- Al limpiar, no se debe levantar polvo barriendo o sacudiendo con un trapo o plumero. Conviene utilizar paño húmedo para los muebles, aspirador y fregona para el suelo.
- Los ácaros se acumulan especialmente en colchones, almohadas, sofás y cojines. Por tanto, se deben limpiar con aspirador o exponerlos al sol, porque elimina los ácaros.
- Otra alternativa es utilizar fundas antiácaros, que impiden el paso de las partículas desde el colchón y la almohada hacia el paciente.
- Las sábanas, mejor sintéticas. Hay que evitar la lana y las plumas. Para el lavado, tenemos que aplicar una temperatura adecuada. En concreto, de sesenta grados.
- El aire acondicionado y la calefacción resecan el ambiente y por tanto son beneficiosos para disminuir la cantidad de ácaros, pero requieren un mantenimiento. No podemos dejar de limpiar los filtros regularmente.
Posibles tratamientos
Los especialistas utilizan dos tratamientos para combatir la alergia a los ácaros y que son compatibles entre sí: evitar del alérgeno y la inmunoterapia. Sin embargo, la SEICAP recomienda consultar con un especialista para que valore nuestro caso y el tratamiento más adecuado para el mismo.